jueves, 19 de marzo de 2015

RESEÑA HISTÓRICA DEL CONVENTO DE OCOPA


Reseña histórica del Convento
Franciscano de Santa Rosa de Ocopa
 
Concepción- Junín-Perú, marzo - 2015
El convento de santa Rosa de Ocopa fue fundado por Fr. Francisco de San José (1654- 1736), en 1725, con la intención de ser un centro esencialmente misionero. Fr. Francisco de San José llegó al Perú en 1708, desde su llegada, su trabajo evangelizador fue titánico, muchos contemporáneos lo llamaron el nuevo San Francisco Solano, restauró las antiguas conversiones, y fundó otras nuevas. Este trabajo apostólico realizado le permitió dar con Ocopa, en el Valle de Jauja, en el que se encontraba una pequeña capilla, titulada Santa Rosa de Santa María, como el lugar para levantar un convento que albergaría a los misioneros que luego saldrían a misionar la selva o montaña, fue en ese lugar que conjuntamente con Fr. Pedro Navarro, Fr. Francisco Suárez, y Fr. José Ansorena se posesionaron de dicho lugar.

Su ubicación geográfica permitió a Ocopa ser el lugar idóneo para la gran gesta evangelizadora de la tercera parte de nuestro actual territorio nacional. Ocopa cumplió con creces los objetivos que se propusieron con su fundación el de dar estabilidad y continuidad a la misiones entre infieles; ser un centro de formación y enseñanza donde los nuevos misioneros se prepararan para la tarea evangelizadora, y el lugar donde se repararan corporal y espiritualmente los misioneros después de sus excursiones.

 Santa Rosa de Ocopa Colegio Misionero de Propaganda Fide
Ocopa como Colegio Misionero de Propaganda Fide, tiene su propia historia, alcanzó tal rango mediante Real Cédula de Fernando VI, del 2 de octubre de 1757, y a la vez confirmada por el Papa Clemente XIII a través del Breve Militantis Ecclesiae del 18 de agosto de 1758. Por lo tanto, Ocopa, dependió directamente del Papa a través de la Congregación Romana de la Propagación de la Fe, y además del Ministro General de la Orden franciscana.

Prácticamente, desde su fundación, 1725, hasta 1907, año en que se fundó la Provincia Misionera de San Francisco Solano, se puede hablar con propiedad que el Convento de Ocopa fue Colegio Misionero. Uno de los episodios trágicos, sucedió un 1 de noviembre de 1824, cuando el Libertador Simón Bolívar firmó en Canta el decreto de supresión de Ocopa, y lo convirtió en escuela de enseñanza para los hijos de los caídos en la guerra de la independencia. Su restauración sucedió recién en 1838. A pesar del amargo trago, el trabajo evangelizador fue realizado por el padre Manuel Plaza convirtiéndose durante casi veinte años en el héroe de las misiones. Su permanencia en las misiones, es digno de toda una epopeya, porque fue el único misionero que permaneció internado en la Selva, con la esperanza que pronto se restauraría su Colegio.

Ocopa logró su restauración gracias a las gestiones y el esfuerzo personal del Arzobispo de Lima Jorge Benavente, que antes de la independencia había sido párroco en Concepción. El Arzobispo Límense lograría que el gobierno peruano, José de Orbegoso promulgara la derogación del decreto de supresión del Colegio de Santa Rosa de Ocopa, el 11 de marzo de 1836, además recibió las facultades para enviar un comisionado a Europa en busca de religiosos y restablecer la Comunidad de Ocopa.  La restauración se hizo efectiva dos años después, con la llegada de 19 religiosos, traídos desde Europa por Fr. Andrés Herrero, de los cuales cinco eran sacerdotes, ocho estudiantes, y seis frailes legos religiosos. El 31 de enero de 1838 el Arzobispo Benavente promulgó solemnemente el decreto de restauración del Colegio.

La labor evangelizadora de Ocopa se puede apreciar con mucha nitidez a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, es el tiempo en que debemos a sus misioneros la acción evangelizadora y exploración de toda la Amazonía Peruana; la evangelización del Archipiélago de Chiloé en Chile, en las antiguas reducciones de los padres jesuitas, que al ser expulsados fueron atendidas por los misioneros de Ocopa desde de 1770, hasta los tiempos de la independencia. Además el afán misionero de los religiosos franciscanos de Ocopa les llevó a evangelizar las islas Tahití, en Oceanía. En 1790 el Colegio llegó a contar con 85 religiosos, que ejercían su acción evangelizadora y cuidados en sus propias conversiones, fuera de las de Chiloé, por los grandes ríos Huallaga y Ucayali, una demarcación que contaba con 103 pueblos y estaciones misioneras y una población de 31.000 habitantes. Además Ocopa amplió su campo misional, en 1802, cuando una Cédula Real se le encomendó las misiones de Maynas, antiguas reducciones de los jesuitas de Quito, en el nor-oriente, que comprendían las zonas regadas por los ríos Marañón, Pastaza y Napo, y alto Amazonas.

Los religiosos misioneros franciscanos realizaron un trabajo titánico en la evangelización de la región oriental del Perú, fueron pobres hasta la miseria, héroes hasta el sacrificio, muchos de ellos murieron, y gracias a su sangre vertida, la selva del Perú dejó de ser un misterio. En realidad cuando un misionero ingresaba a estos inmensos territorios, lo hacían por vez primera, nadie había ingresado a estos lugares, y de ahí, que su trabajo fue explorar, por eso, algunos autores, afirman que el sinónimo de ‘misionero’ es el de ‘explorador’. Además fueron los primeros en todo, porque la exploración llevó a levantar mapas, abrir caminos sin reparar en las dificultades, fundar las conversiones. Una vez iniciado el contacto con los indígenas, aprendieron las lenguas, escribieron sus gramáticas y vocabularios, con estas herramientas, les permitió no sólo una mejor comunicación para la evangelización, sino que fue el vehiculo para llevarles la cultura. Además nuestros misioneros hicieron conocido, aquello que era desconocido para la mayoría del Perú, la fauna y la flora fueron dados a conocer a través de sus diarios.

La obra evangelizadora de Ocopa, fue iniciada con el mismo fundador de Ocopa, Fr. Francisco de San José, que restauró las misiones de los Panatahuas, Chanchamayo y Perené, lugares que habían sido evangelizado por el P. Manuel Biedma a finales del siglo XVII, además fundó las misiones de Pozuzo y Tilingo, exploró el gran Pajonal. Su trabajo le llevó abrir caminos y fundar pueblos en Chanchamayo, Perené, Pangoa y Huallaga, pero todo este esfuerzo se vino abajo cuando en 1742 Juan Santos Atahualpa se sublevó. Sin embargo, los misioneros fueron siempre perseverantes, a pesar de las dificultades, siempre restauraron las misiones.

Las exploraciones de los misioneros han contribuido mucho al Perú, un ejemplo es el descubrimiento que 1757 realizó el Padre Alonso Abad, que en su afán de encontrar un camino que les llevará a Pampa de Sacramento, se encontró con una Abra. Esta abra fue redescubierto gracias a la lectura del diario escrito por el mismo Padre Abad, que siguieron el mismo recorrido y lograron encontrarse con el famoso boquerón. Tal descubrimiento del Padre Abad ha permitido el trazo y luego el paso de la carretera que conduce al Ucayali. En su honor recibe el nombre del boquerón del Padre Abad. 

Conviene también mencionar en este siglo XVIII a Fr. Manuel Sobreviela, con quien Ocopa llegó a la cúspide de toda su obra evangelizadora e igualmente la más fructuosa para la geografía del Perú. Manuel Sobreviela publicaría sus trabajos en el Mercurio Peruano en 1791, en el se publicó su famoso mapa de la selva, uno de los más completos e insuperables.  Cuando mencionamos que fue la época del desarrollo de la geografía del Perú, lo hacemos porque muchos de los misioneros, se distinguen por ser exploradores y geógrafos, así Amich, Menéndez, Gonzáles Agüero, Villanueva, Sobreviela, Girbal, Márquez, Colomer, Plaza, Carballo, Busquets y Ruiz, exploran con fines científicos o geográficos, el Huallaga, Marañón, Ucayali, Urubamba, Tambo, Pachitea con todos sus afluentes, restableciendo al mismo tiempo, las vías de comunicación  por el Pozuzo al Mairo y por el Pangoa y Tambo al Ucayali.

En el siglo XIX destacan al ya mencionado Padre Manuel Plaza, quien permaneció sólo en el Ucayali. Entre los muchos misioneros, citamos al Padre Gabriel Sala (1852-1898), quien llegó muy joven al Convento de Ocopa, prácticamente toda su formación religiosa, teológica y científica la hizo en nuestro convento. Un religioso con una gran personalidad y de dotes extraordinarios, era explorador, geógrafo, escritor, músico, fotógrafo, pintor, escultor y lingüista. Exploró los ríos Pichis, Pachitea, Alto Ucayali y de la región del gran Pajonal.

La lista de los misioneros es inmensa, sólo hemos anotado lo más significativos, pero todo esto nos lleva a afirmar que en Ocopa nos encontrarnos con misioneros formados intelectual y religiosamente, cultural y espiritualmente. En el confluyeron personas muy preparadas, llegaron expertos cronistas, historiadores, escritores, geógrafos, cartógrafos, gramáticos, lingüistas, botánicos, zoólogos.

 
 Ocopa parte de la provincia misionera de San Francisco Solano

El 1 de noviembre de 1907 por medio del Decreto Dulce quodam pondere se creó la Provincia Misionera de San Francisco Solano del Perú, quedando integrada, en su mayoría por los conventos que hasta ese momento eran Colegios de Propaganda Fide: Cajamarca, Ica, Arequipa, Santa Rosa de Ocopa y Los Descalzos de Lima.

Ocopa ha seguido trabajando en la evangelización, porque ha mantenido sus misiones y ha fundado nuevas, como en sus mejores épocas, y esto en el amplio territorio que primero fue la Prefectura Apostólica del Ucayali, creada en 1900, y luego al convertirse ésta en Vicariato en 1925, posteriormente la misma es divida en tres, dos de los cuales son confiados a la Provincia: el Vicariato de Requena (Bajo Ucayali) y el Vicariato de San Ramón (Chanchamayo). Así tenemos que, los Padres Agustín López, Enrique Leuque y Leonardo Díaz, exploran los ríos Tapiche y Blanco. El padre Agustín López es el fundador de la ciudad de Requena. Mons. Francisco Irazola exploró los ríos Purus, Yurúa y Yaravi. Irazola es igualmente el gran organizador y ejecutor de la evangelización de los valles de Satipo y Pangoa, el que abrió la gran vía, desde Concepción y Ocopa, a Satipo y Puerto Ocopa, realizados entre los años (1916-1919).

El influjo histórico de Ocopa ha sido vital para la provincia, desde 1928 hasta 1972, fue la casa de Estudios Superiores Filosófico-Teológico, fueron años en que se impartió una excelente formación y de estudios religioso-eclesiásticos, y esto se le debe a P. Agustín Arruti, a quien se le considera el fundador y principal promotor de Ocopa como casa de estudios. Una de las personalidades más importantes que han pasado por sus aulas, tanto como alumno y luego como profesor, ha sido el Cardenal Juan Landázuri Rickets. Cardenal Landázuri fue Provincial y Definidor General hasta que fue nominado Arzobispo coadjutor de Lima. Ocopa fue considerado como una de las más notables casas de estudios.

Así mismo Ocopa es casa de Noviciado de la Provincia desde 1977, y desde 1999 es así mismo casa interprovincial de Noviciado de las cuatro entidades franciscanas del Perú.

Ocopa al cumplir 290 años de fundación, es y seguirá siendo “foco de peruanidad y de luz evangélica”, tal como lo catalogó nuestro ilustre historiador Raúl Porras Barnechea, y hará siempre presente el lema que motivo y dinamizó la evangelización de nuestra patria, “La religión, la ciencia y el trabajo constituyen el progreso y la felicidad de los pueblos”.

 

Fr. Jorge Cajo Rodríguez, OFM

Santa Rosa de Ocopa, marzo 2015.